martes, 26 de abril de 2016

Cómo se hace el horóscopo

Podríamos hablar de dos clases de horóscopos. El Horóscopo más detallado, el que hacen los astrólogos, no es ningún secreto. Consiste en examinar las tablas astronómicas en las que consta la posición de la luna y los restantes planetas en algunas fechas fijas de los meses. Las posiciones de dichos astros se van anotando en un círculo dividido en doce fracciones, en el lugar que les corresponde. Cada astro tiene, además, unos puntos clave, o signos, cuyo significado es «salud», «dinero», «muerte», etc. Una vez anotadas todas las referencias en el círculo en cuestión, se pasa a leer su significado.
Esto no encierra ningún misterio, sólo que nadie va a tomarse la molestia de tener en casa las tablas de los planetas y de sus posiciones en el espacio durante meses y años. A las personas corrientes nos basta con leer alguna vez en los periódicos la fase de la luna, o que Marte se aproxima este año más que el anterior.
La serie de anotaciones que se hacen en el círculo donde se estudian las «casas» del cielo constituyen «el horóscopo». Calcularlo es «levantar» un horóscopo. Por este procedimiento, según los entendidos en la materia, pueden conocerse hasta los más pequeños detalles de la vida de una persona. Si morirá de una enfermedad de la sangre, del corazón, o si heredará una fortuna.
Según dicen, los horóscopos de personajes famosos de la historia, tales como Nicolás II de Rusia, por ejemplo, levantado hoy, revelan su destino, incluida su trágica muerte. ¡Lástima que no le hubiese sido leído al zar con tiempo para evitar tanta desgracia!
El modo corriente de hacer el horóscopo no nos dará un sinfín de detalles pero sí el resultado del «tipo» astrológico que se desea.
Lo más importante es, sabiendo la fecha en que uno ha nacido, reconocer el signo que le pertenece. Con respecto a este signo, según la hora del nacimiento, el Sol quedará en posición ascendente o descendente. En el primer caso aumentará los dones de tipo bienhechor; en el segundo caso, los disminuirá.
Si se conoce la hora exacta, en el cuadro del día de la semana se puede averiguar, por el procedimiento de contar de cinco en cinco, el planeta que regía dicha hora, además del que dominaba el día entero, pues hay que tener en cuenta también si era domingo, lunes, etc.
Pongamos, por ejemplo, una persona nacida a las 8 de la mañana de un 4 de abril, que cayese en miércoles.
Primero buscaremos su signo, que es Aries.
El Sol, en línea ascendente, fortalece la posición del signo.
Las ocho de la mañana de un miércoles, corresponde a la Luna.
El miércoles, en sí, pertenece a Mercurio.
Léanse las particularidades de todos estos elementos, reunidas, y habremos obtenido el tipo astrológico deseado, su parte del cuerpo más sensible, el metal que le corresponde, sus cualidades y defectos más sobresalientes.
¿A quién no le gusta jugar a conocerse a sí mismo?

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